La primera galería que visité fue la Galería Moisés Pérez de Albéniz. Dicha galería tenía la fachada pintada con un patrón abstracto bastante llamativo, y su interior era blanco en toda su totalidad. Tenía dos salas medianas comunicadas por un pasillo. En la primera sala encontré unas tuberías incrustadas en una pared acomodándose al espacio de la sala, y en otra pared había una enorme fotografía de altísima resolución y nitidez.
En el pasillo encontré un grupo de objetos metálicos, similares a las tuberías de antes, pero esta vez eran huesos de animales, en concreto de un Castor.
En la segunda sala, mucho más amplia que la primera, había un par de esculturas que asemejaban fragmentos de tierra del desierto, un par de fotografías pequeñas con patrones abstractos (como los de la fachada exterior), y otra gran fotografía similar a la primera.
En mi opinión, fue una sala un tanto simple, creo que le faltaba algo más, aunque las fotografías eran bestiales, puesto que tenían infinidad de detalle y podías estar mirándolas muchísimo rato, incluso en un momento parecía que te encontrabas dentro de ese paisaje.
La segunda galería que visité fue la Galería Silvestre. Aquí encontré las obras de Gabriela Bettini, cuya temática consistía en plantas, flores e insectos, y solo había cuadros, concretamente óleos, y bastante grandes casi todos.
Toda la galería era una sala llena de cuadros en su totalidad y para mi gusto eran cuadros muy decorativos, con un estilo similar al Naif digamos, bastante colorido, no me transmitían nada en especial. Lo que me asombró fue ver el catálogo de precios de esos cuadros, los cuales rondaban de cuatro cifras el más barato...
En resumen, una galería bonita, sin más, con cuadros muy decorativos y muy coloridos.
La tercera galería fue Espacio Mínimo. Esta galería fue la más grande de todas, tenía muchas salas y varios pisos. Las obras eran del artista Nono Bandera, y la mayoría eran esculturas bastante minimalistas, fabricadas con figuras muy simples como cuadrados, cilindros, etc... y lo más curioso era que utilizaba objetos como ladrillos, libros, pero no eran reales, sino que eran bloques macizos pintados para que parezcan esos objetos. También había ilustraciones en las paredes con los bocetos previos de las esculturas, realizados con rotuladores, muy minimalistas. Lo que más me gustó aparte de las obras fue el perrito del dueño, que salió de una sala y apareció detrás por sorpresa.
Sin duda esta galería fue de las que más me han gustado, todo lo que tenía me pareció muy atractivo.
La cuarta y última galería que visité fue la Galería Alegría. Constaba de dos salas y nada más entrar me sorprendió ver todo muy manchado de pintura, huevos rotos, ropa rota y sucia, etc... pero este es el estilo de la obra del autor. Las obras se componían de todo tipo de materiales tradicionales y viejos, los cuadros eran collages formados por papeles, mimbre, ropa, pintura, maderas, etc, y las esculturas
tenían el mismo patrón. Aunque también había algún lienzo simple al óleo sin más. Todas las obras se completaban con un poema o pequeño texto, los cuales podías leer en una ficha que cogías en la entrada. Me pareció una galería bonita y sobretodo muy diferente, muy peculiar.
En conclusión, cuatro galerías bastante buenas a mi parecer, por lo que recomiendo ir a visitarlas si te gusta el arte contemporáneo o simplemente si quieres ver algo diferente/alternativo. Dejaré los enlaces a las galerías a continuación: